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La dramaturgia del espacio: un puente entre la escenografía y la museografía

Las leyes del espacio escénico y la escenografía teatral son plenamente aplicables a los espacios museográficos. Desde el inicio de mi carrera, los proyectos escénicos han sido un laboratorio esencial donde he explorado cómo narrar historias a través del espacio, la luz y los objetos. La dramaturgia, entendida como el arte de construir un relato que guíe al espectador, es el hilo conductor que conecta estas disciplinas, sirviendo de base para trasladar los principios del teatro al diseño de exposiciones y proyectos museográficos.

Desde 1991, mis proyectos de escenografía teatral se entrelazan con propuestas museográficas, considerando esta última no como una mera disposición de objetos, sino como la creación de espacios narrativos que integran múltiples lenguajes —visuales, sonoros, textuales y emocionales— para transmitir historias y dar vida al contexto de los objetos. La dramaturgia del espacio permite que tanto en el escenario como en el museo el público sea parte activa de la experiencia, navegando por relatos diseñados para conmover, informar y transformar.

El diseño gráfico, por su parte, actúa como la “piel” que envuelve y define cada propuesta. Igual que en el teatro la pintura puede completar la atmósfera de una escena, en la museografía el grafismo otorga identidad y carácter al montaje. Este se combina con otros lenguajes como los elementos audiovisuales y la iluminación, que no solo destacan los objetos o actores, sino que también enriquecen la narrativa y generan una atmósfera inmersiva.

Esta mirada integradora, donde la dramaturgia actúa como el eje central que amalgama la escenografía y la museografía, y donde disciplinas como el diseño gráfico, la iluminación y los audiovisuales son imprescindibles, define mi trayectoria. Cada proyecto se convierte en una obra coral en la que cada elemento contribuye a dar vida al espacio y conectar de manera única con el público.