El espacio expositivo reviste una importancia fundamental al guiar al público durante su visita. La premisa principal fue concebir un lugar que se estructurara en torno a dos ejes principales: el primero, el barrio de Montmartre, donde Suzanne Valadon vivió, trabajó, evolucionó y dio vida a su obra; el segundo, un eje visual que nos lleva desde Montmartre hasta París.
Esta dualidad de ejes nos permite adentrarnos en el universo emocional de Suzanne Valadon y comprender mejor su legado artístico. Si bien los visitantes recorrerán calles que evocan el Montmartre de antaño, es importante destacar que este entorno siempre se presenta de manera sutil, dejando el protagonismo absoluto a la obra y a la contemplación de Valadon.
Mediante reproducciones impresas en tul, ofrecemos una perspectiva del Montmartre histórico, que en realidad representa a París, y más allá de esta representación, se encuentra el vasto mundo que encierra el universo artístico de Suzanne Valadon. Una abertura entre dos imagenes de la ciudad de las luces nos invita a adentrarnos en un espacio íntimo, un reino interior donde Valadon pintó sus desnudos femeninos y odaliscas.
Esta rendija es el eje central de la exposición, pues nos brinda la oportunidad de comprender tanto Montmartre como París, y nos revela cómo la efervescencia artística de la Belle Époque sentó las bases de la vanguardia del siglo XX.
Diseño, escenografía y grafismo
© Vídeo: Museu Nacional d'Art de Catalunya
